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Nuri Carrasco, una de las funcionarias más queridas del CAE

Una historia que casi llega a los 50 años ha transitado la funcionaria Nuri Carrasco en el Hospital Dr. Gustavo Fricke, un compendio en mayor medida de capítulos felices, y trabajando como ella dice, en lo que ama y le apasiona.

Corría el año 1973 cuando Nuri de 22 años movilizada por su deseo de surgir dejó su natal Angol para viajar a la Ciudad Jardín, un futuro que se dibujaba alentador y con mayores oportunidades, “mis padres no eran muy cariñosos, éramos 13 hermanos, todo era muy difícil, mucha gente y las condiciones no eran las mejores…mi padrino no confiaba en que duraría mucho tiempo en Viña, pero yo le demostré lo contrario”.

Viajó a Viña del Mar con un trabajo listo, al cuidado de un niño en el sector de Gómez Carreño, al poco tiempo se hizo amiga de una pareja de abuelitos, quienes le contaron que había una vacante en el Hospital Dr. Gustavo Fricke.

Al poco conversar con Nuri, y al preguntarle por su compromiso con el Hospital y el cariño que le tienen sus compañeras y compañeros, no tarda en emocionarse y es comprensible, es una vida ligada a la historia del establecimiento viñamarino, cientos de anécdotas, historias, experiencias que hablan de una constante superación personal y una estrecha relación con sus colegas, a quienes atesora como su familia.

Ingresó al establecimiento en el año 1975, a través del Programa de Empleo Mínimo del Estado. Gracias a su excelente desempeño y disposición logró ser contratada en el año 1981 por el Hospital, “hacía el aseo en el hospital, también le daba comida a los pacientes que no podían comer solos, los viejitos que no podían comer, no me gusta ver a la gente sufrir, hasta donde pude, los ayudé”.

HAY QUE POINERSE LA CAMISTA POR EL HOSPITAL

El 2025 se alejará del Hospital y comenzará su merecido descanso, “lo que más siento de acá es dejar de ver a mis compañeros, son mi familia, yo le he dedicado toda mi vida a estar acá, es difícil tomar decisiones, una se encariña y después no volveré a verlos.

Voy a descansar, pero no me voy a encerrar en la casa, yo soy bien callejera (ríe), me gusta viajar, fui a Machu Picchu a Isla de Pascua con las chiquillas (sus compañeras)”.

Si bien se logra evidenciar su tristeza por alejarse del Hospital tras su jubilación, saca fuerzas y ánimo para enfrentar la nueva etapa que se avecina, enviando un potente mensaje a las nuevas generaciones del establecimiento, “tienen que ponerse la camiseta por el hospital, hay que ayudar al enfermo, para eso estamos, hay que ponerle todo el corazón”.

DOCTORA SILVANA MISERONI, JEFA DEL CAE

“De la señora Nuri puedo conversar o decir que es una funcionaria que lleva muchos años aquí trabajando de forma ininterrumpida, más de 40 años, con un gran compromiso con el equipo de salud, con su trabajo mismo y con los usuarios. Es una persona que tiene una forma de ser muy delicada y muy tranquila. Alguien con muchas ganas de trabajar y eso obviamente la ha mantenido durante todos estos años”.

ANTONIO BASAURE, OLIVARE AUXILIAR DE SERVICIO

“Somos una familia en sí y una amiga importante en nuestras vidas. Yo llegué hace poquitos años acá, casi tres años, y me acogió bien. Me enseñó el trabajo también porque yo venía de un área distinta a esta, y eso se le agradece. Cuando uno tiene necesidad de ella, de pedirle ayuda en cualquier situación, está ahí”.  

NELSON SOTO, AUXILIAR DE ACÁ DEL CAE

“La verdad es que hemos creado un vínculo bastante cercano los dos.  Tiene ese lado más maternal ella, igual anda pendiente de uno, se preocupa mucho.Es una persona que tiene una personalidad bastante fuerte, ya, pero al mismo tiempo es una persona que es bastante leal con quien ella acoge, con su modo cercano, una persona que quiere mucho su trabajo, que para ella es una parte importante de su vida”.